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8.29.2008

Paleo-Murphy: la preparación II

Sigues percutiendo y marcando de por vida el pobre hueso, que no para de mirarte como diciendo “¿qué te he hecho yo a ti?”, hasta que terminas. Así es, las rocas no duran para siempre, y ves la luz al final del túnel en forma de pequeño trozo de roca, pegado al hueso, agarrándose a un clavo ardiendo, negándose a que se acabe su reinado de opresión. “Jojojojo, este lo saco de una pieza” te dices a ti mismo, desafiante, y arremetes con el percutor one more time. Y entonces ¡salta! Si, amigos, la roca salta de una pieza, vuela por los aires, girando como una pelota, y al girar, descubres que se ha llevado como propina una capita de hueso. ¡Eso te pasa por ir con prisas!

Apagas el percutor, por fin. Ahora solo queda el trabajo más divertido, juntar las piezas, pegarlas… como disfruta uno, eh? No obstante, hay que tener cosas muy claras, porque si no, el infierno del percutor no habrá sido nada al lado de lo que te espera.

Primero, no intentes pegar sin guantes. Los guantes no tienen afinidad por el superglue, tu piel sí. Y si usas acelerante, te quemarás. Y mucho.Segundo, intentar pegar dos trozos pequeños con tus manazas significa arriesgarse a que un 70% de las veces, los trozos sigan felices y separados, mientras que tus dedos se habrán pegado.Tercero. No pegues hasta el final. Ten limpios todos los fragmentos, ¡o nunca casará la última pieza!

Una vez las piezas estén pegadas, solemos caer en la tentación de consolidar de nuevo. “Vamos a fortalecerlo entero” nos decimos y reímos por nuestros adentros, más o menos así: jojojojojojo. Entonces es cuando ves, con los ojos desorbitados y una mueca de sonrisa nerviosa, como la acetona del consolidante disuelve parte del pegamento, y cada fragmento vuelve con su padre y con su madre…

Tras una nueva visita al lavabo para lavarte la cara (y disimular las lágrimas de rabia) te lo tomas con filosofía, y consolidas cada fragmento, los casas y los pegas. Le arreas la sigla de campo y observas tu obra, contento, satisfecho y feliz. Y de repente reparas en un pequeño objeto cuadrado y plateado que te observa por su único ojo… ¿te has acordado de fotografiar el proceso?

2 comentarios:

Dinorider d'Andoandor dijo...

cosas equivalentes pasan en todas las profesiones sin duda, ¡jajaja!

Jorge W. Moreno-Bernal dijo...

Voy a tener en cuenta estos relatos para mostrarlos a las gneraciones venideras de paleontólogos y preparadores...