Llenando lagunas I: el color de los dinosaurios

Desde que conocemos los fósiles de dinosaurios, nos hemos hecho preguntas, unas veces acertadas, otras veces científicas, y otras veces, lúdicas. Cuando das una charla, o hablas con alguien que no trabaje en estos temas, su curiosidad le pica y te acaba haciendo preguntas variadas. Y una pregunta recurrente es ¿No podemos saber de qué color eran los dinosaurios?

 "¿Por qué me pintáis rosa? Groaaaar!"

Esta pregunta ha permanecido mucho tiempo en el cajón de "cosas que probablemente nunca se sabrán". Los que trabajamos además como ilustradores, nos tenemos que basar en criterios de máxima parsimonia, ecología y sentido común. Hoy en día, ningún gran herbivoro es de colores llamativos: los rinocerontes, elefantes, hipopótamos... rozan el aburrimiento cromático con sus marrones y grises. ¡Pero tiene mucho sentido! Incluso los depredadores parece que han sufrido una presión selectiva hacia colores crípticos, que confundan a las presas. Incluso las cebras, que podrían salirse de este patrón, tienen una coloración con explicación ecológica: ya sea para confundir a los depredadores o a las moscas. El caso es que se ha acudido a los animales actuales como único amparo para la coloración de los dinosaurios durante mucho tiempo. Y ni siquiera se planteaba esa incógnita como una "laguna" que salvar. Pero el problema es que seguíamos pensando en ellos como en reptiles.

 El mítico mural "Age of Reptiles" de Rudolph Zallinger,

un ejemplo de la antigua visión de los dinosaurios.

Desde que se conocen dinosaurios emplumados, la imagen típica del dinosaurio ha luchado por cambiar. En muchas ocasiones ha ganado, en otras aún chirrían las ideas innovadoras: aceptamos fácilmente un Velociraptor emplumado, pero nos resistimos a "ponerle pluma" a un Tyrannosaurus rex. Sea cómo sea, este cambio de paradigma dinosauriano debería haberse utilizado para volver a plantearse la pregunta ¿podemos saber de qué color eran los dinosaurios? a la luz de las nuevas herramientas y descubrimientos: a la luz de las plumas.

Sinosauropteryx, con coloración anaranjada

y cola bandeada, como sugieren sus melanosomas.

Hoy se ha publicado un trabajo en Nature que llena esa laguna: se pueden observar melanosomas en plumas fósiles. ¿Melano-qué? Melanosomas: orgánulos portadores de la melanina, el pigmento más común entre los animales. ¿Y qué? ¿Qué puede aportar esto a la pregunta acerca de la coloración? ¡Pues mucho! Porque, según se ha observado en terópodos avianos actuales, sus melanosomas frecuentemente varían en forma y tamaño dependiendo de la coloración. Luego, si se observa un melanosoma de tamaño X y forma Y en las plumas fósiles de un terópodo no aviano y en uno aviano actual... ¡Bingo! ¡Coloración identificada!

Melanosomas dinosaurianos identificados por Zhang et al., 2010.

Este descubrimiento nos sirve a la vez para alejar las críticas de que no se haga nada nuevo en paleontología: tomad! ¡Un avance de primera línea! Así que ya sabéis... a reescribir los colores de los dinosaurios... al menos, de los emplumados.

Para más información exhaustiva, entrad en Archosaur Musings o en Nature.

Referencia:

Zhang, F. et al. 2010. Fossilised melanosomes and the colour of Cretaceous dinosaurs and birds. Nature. doi:10.1038/nature08740doi:10.1038/nature08740